Dios debería hablarles directamente a las personas.

Un cambio notado solo por mí fue que comencé a decirle a Dios Padre: Abbá, a Jesús: Señor, y un poco más adelante a la Santísima Virgen: Mamá.

 Era enero del 2002, una tarde frente a mi PC, pensé:

Dios debería hablarles directamente a las personas.

Por un impulso escribí en Yahoo : ¡Dios ayúdame!. Aparecieron varios títulos en la pantalla. Uno de ellos decía Yo Soy la Luz. Hice ¡click! Me encontré leyendo el diálogo divino entre Jesús y una mujer llamada Vassula. Recuerdo que me dije:

¡Cómo es posible que Dios les hable directamente a las personas y nadie lo sepa, que no aparezca en todos los diarios!

Comencé a leer estos Mensajes llamados La Verdadera Vida en Dios, uno tras otro. Y poco a poco aprendí a conversar con Jesús. Lo que más me atraía era que Dios trataba con inmensa ternura y paciencia a una mujer común y mundana, que no era monja o santa como pasa en las películas de santos.

Seis meses después me confesé por primera vez en mi vida a los 51 años. Lo hice en parte porqué Jesús se había enojado con Vassula cuando se negó a escribir que debíamos confesarnos con un sacerdote. Y porque tuve una experiencia extraordinaria llamada el Día del Señor. O el día de la elección como le dice Vassula en El Cielo existe pero el infierno tambíén.

Y comencé a responder al ¿Nosotros?, el llamado a la comunión con Dios Trino. Sobrevinieron cambios. Un cambio notado solo por mí fue que comencé a decirle a Dios Padre: Abba, a Jesús: Señor, y un poco más adelante a la Santísima Virgen: Mamá. Comencé a ir a misa regularmente y a ofrecer a Abba cada comunión por la unificación de las fechas de Pascua además de rezar por los sacerdotes. No he dejado de hacerlo desde entonces.

Mi formación religiosa y espiritual era pobrísima. Recuerdo que en un mensaje decía te espero en el tabernáculo y busqué la palabra en la Internet y averigüé qué era el Sagrario: el lugar donde se guardaban en reserva las hostias consagradas. Yo sabía de sagrarios porque conocía las obras preciosas de los plateros por mi trabajo, pero no sabía que Jesús nos estaba esperando allí. Entonces fui a una iglesia, pero había varios sagrarios, uno en cada altar. Y me pregunté cuál sería el que guardaba las hostias consagradas y ahí me di cuenta que esa lamparita roja colgada que veía en los templos era para señalarlo.

En ese estado inicial, . Yrespondí al llamado de difundir los Mensajes. Fue realizando esta tarea donde recibí las enseñanzas para hacerla Cómo dice Vassula, en su meditación sobre el Nosotros , Dios no enseña como un profesor de la universidad sino involucrándose con cada uno de nosotros en situaciones concretas.


Difundid Mi Mensaje de Amor y de Paz por todos los rincones del globo, para llegar a los corazones y convertirlos. 5 de abril de 1989


Este testimonio es parte de uno escrito en la cuaresma de 2021. Tiene 20 páginas y resume mis experiencias de misionar difundiendo el Himno de Amor en los foros de internet desde 2002

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