La Hora de Adoración
En la reunión de oración del 14 de julio de 1989 en Friburgo, en Suiza, la Santa Madre les dijo a los allí reunidos - y ahora me lo dice a mí- :
"La Paz esté con vosotros. Yo estoy con todos en esta asamblea y con Mis Manos extendidas os bendigo. Escuchad las Palabras de la Sabiduría.
Todo lo que el Señor busca es vuestro corazón. No lo rehuséis. Si Le ofrecéis vuestro corazón Él os dará el Don de Su Amor para conduciros y acogeros en Su Sagrado Corazón que es vuestra Morada y la Morada de vuestra alma.
Volveos al Señor y ofrecedle vuestra voluntad. Volveos al Altísimo y Él os llenará con el perfume de Su Amor.
Yo os llamo hoy para daros ánimo a todos. Nuestras Llamadas se difunden por todo este mundo sombrío; este mundo de miseria y de angustia que ha llegado a ser vuestra era.
Yo pido solemnemente a cada alma meditar por qué Jesús y Yo os exhortamos de tan diversas maneras y en tantos lugares del mundo, insistiéndoos a la conversión. Nosotros somos como Padres transtornados que ponen todos los medios para llegar a vosotros y advertiros, a vosotros que sois Nuestros hijos bienamados. Tomad en serio Nuestras advertencias y Nuestras Llamadas.
Arrepentíos, orad con el corazón, venid con amor hacia el Señor. Venid y adorad al Señor. Aceptad el Amor que Él os ofrece. Alegrad Su corazón y permitidle veros a todos en la hora de Adoración. El Amor desea amor. El Amor busca vuestro corazón, venid entonces al Amor, venid al Santísimo que implora de vosotros una respuesta de amor.
Yo soy vuestra Madre que os ama. No lo dudéis. Yo os bendigo a todos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén."( VVeD/TLIG)
Al principio de Su Llamada, luego que me repuse de Su sorpresiva Visita, iba siempre al pie del Sagrario, casi todos los días, a veces dos veces al día. Tambien me hacía un bollito en mi casa y me recogía a la escucha de lo que me tenía que decir.
Pero fue arrodillada frente al Sagrario donde el Señor me enseñó a conocerlo y amarlo. Allí lloré muchas veces y El comenzo la purificación a través de las lágrimas. Cuando mi mamá enfermó de cáncer y cada día iba consumiéndose hasta ser una sombra de si misma fue frente al Santisimo Sacramento donde el Señor me consoló de mi sufrimiento ante su negativa a confesarse con un sacerdote, no obstante su gran fe en Dios y la Virgen.
Luego que ella murío El me concedió Su Paz.
Pero luego pasó el tiempo y en especial este último año mi corazón se fue enfriando. No del todo pero se fue entibiando. Menos contemplación y más acción. Menos María y más Marta. Y no precisamente me dediqué a servir la mesa sino que me dediqué a charlas que nada aportan a la obra de Dios.
Por eso el Señor me ha mostrado que de nada ha servido mi participación en esos foros. Todos han seguido en lo mismo y con las mismas vanidosas y a veces intrascendentes discusiones.
Tantas pero tantas horas frente a la pantalla de la computadora no han servido de nada, han sido un verdadero fracaso. Una parte mía está triste por así decirlo. Otra no lo está tanto. Me hace acordar al cuento de la roca.
El me ha dicho:
"Allí donde tú fracasaste, Yo triunfé; donde te faltaba, Mi Santo Espíritu suplió. Mi compasión por ti es inmensa. Continúa poniendo a la práctica las lecciones que has aprendido de Mí. (...) El trato severo que te están dando no te afectará. Mi Mensaje ha sido revelado a Mis santos y a los que tienen un corazón de niño. La Sabiduría se aparta de los sabios y los doctos, pero todos los que han levantado su espada contra ti, perecerán por la espada. Mis Palabras no han encontrado un hogar en ellos; no, porque falta el amor... "( VVeD/TLIG 10.12.1995)
El martes pude volver a la adoración. Y eso me ha dado un gran serenidad. Frente al Santísimo siempre ruego porque los corazones de piedra se ablanden porque la purificación consentida es dolorosa pero aquella que se resiste y de mala manera es mucho peor.
Nadie puede soportar verse tal cual es frente a la Luz sin la compañía amorosa de Dios.
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