VEN A MI COMO EL PUBLICANO
"Jesús, revísteme de humildad, de pureza y de observancia a Tu Ley, porque esto agradará al Padre.
La paz sea contigo. Por esto te digo: sé como el publicano, porque muchos de vosotros que condenais a vuestro vecino, olvidando que tan sólo ayer vosotros también estuvisteis atrapados en el mismo sueño. No digáis: "He preparado y ordenado mi casa para el Señor. Él puede venir a mí en cualquier momento; estoy listo para recibirle. No soy como mi vecino que no ayuna, no reza y sigue llevando una mala vida". Yo os digo: recobrad la vista, vuestros labios ya os han condenado; curaos primero a vosotros mismos y no condenéis a los demás que no saben distinguir su mano izquierda de su mano derecha. Ven a Mí como el publicano a pedirme que sea misericordioso contigo, el pecador 1 ; porque todos vosotros estáis sujetos a pecar. ¡Templo! Levántate y sírveme a Mí, tu Dios; ayudando a la viuda 2 me servirás a Mí. Ve ahora en Paz, Yo estoy contigo.
-Glorificado sea Dios. (VVed/TLIG 22.10.91)
1 alusión al Rosario griego ortodoxo: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador" (18.01.1990 2 Esto es, mi madre. Dios me dio a entender que no la llamara "madre" dado que la única madre que tenemos es nuestra Bendita Madre. Yo debía marchar e ir de compras para comer con ella"
Este es el Mensaje seleccionado para el día de hoy. Lo que Jesús le dijo a Vassula en octubre de 1991 es lo que nos dice hoy a cada uno de nosotros, los que lo leemos ahora. Y en especial me lo dice a mí. Es lo que me viene diciendo, de muchos modos diferentes, desde que me retiró de los foros donde difundía los Mensajes: ser como el publicano y no como el fariseo.
Tengo que seguir meditando Santiago III. Y obrar en consecuencia.
Ayer iba a ir a confesarme, no lo hago desde hace cinco semanas, y mi confesor no estaba. Hace días que no lo encuentro. He escuchado que está enfermo. Y hoy en el rezo del rosario han pedido por él. Le he rogado a la Virgen por su salud. Me dio temor de que el Señor se lo quisiera llevar con El. Me puse a llorar y le dije que no me dejara sola. Fue un sentimiento egoista en verdad. Mi confesor conoce toda mi historia y mis pecados. Y si se enferma por mucho tiempo y el Señor se lo lleva con El, tendré que ir a confesarme con otro sacerdote, contarle de nuevo mi historia de pecado tras pecado porque si no los sacerdotes que no me conocen creen que sos una santita que voy a confesar pequeñeces. Pero hoy a la madrugada el Espíritu Santo me hizo saber que todo lo que pasa es para bendición y que debo confiar totalmente en la Divina Voluntad. Continuaré pidiendo por la salud del Padre Blas al cual quiero mucho porque el Señor lo eligió para que me confesara por primera vez y luego para absolverme de todos los pecados de más de 50 años de vida de vagar por desierto sin advertir que desde el primer instante de mi concepción estaba en la presencia amorosa y siempre fiel de Dios.
¡Alabanza y Gloria a Nuestro Dios!
Bendito sea Tu Nombre, ¡oh Tú que oyes mi plegaria! Bendito seas Tú mi Señor que sacó mi alma de la fosa, Tú me has mirado desde las alturas y has humillado mi alma (...) Bendita sea Tu Benevolencia que me llevó a Tu Corazón para salvarme y hacerme libre. Dios, Tú eres mi salvación, mis riquezas, mi vista y mi vida. Tú, que diariamente encantas mi alma y regocijas mi corazón con Tu Presencia, permíteme aprovechar Tu Presencia: paz, integridad, amor y un espíritu de perdón; que cada fibra de mi corazón proclame con amor Tu Gloria. Oye mi oración (...). Amén. (VVeD/TLIG; Tierra Santa, Galilea, 29.05.1995)
La paz sea contigo. Por esto te digo: sé como el publicano, porque muchos de vosotros que condenais a vuestro vecino, olvidando que tan sólo ayer vosotros también estuvisteis atrapados en el mismo sueño. No digáis: "He preparado y ordenado mi casa para el Señor. Él puede venir a mí en cualquier momento; estoy listo para recibirle. No soy como mi vecino que no ayuna, no reza y sigue llevando una mala vida". Yo os digo: recobrad la vista, vuestros labios ya os han condenado; curaos primero a vosotros mismos y no condenéis a los demás que no saben distinguir su mano izquierda de su mano derecha. Ven a Mí como el publicano a pedirme que sea misericordioso contigo, el pecador 1 ; porque todos vosotros estáis sujetos a pecar. ¡Templo! Levántate y sírveme a Mí, tu Dios; ayudando a la viuda 2 me servirás a Mí. Ve ahora en Paz, Yo estoy contigo.
-Glorificado sea Dios. (VVed/TLIG 22.10.91)
1 alusión al Rosario griego ortodoxo: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador" (18.01.1990 2 Esto es, mi madre. Dios me dio a entender que no la llamara "madre" dado que la única madre que tenemos es nuestra Bendita Madre. Yo debía marchar e ir de compras para comer con ella"
Este es el Mensaje seleccionado para el día de hoy. Lo que Jesús le dijo a Vassula en octubre de 1991 es lo que nos dice hoy a cada uno de nosotros, los que lo leemos ahora. Y en especial me lo dice a mí. Es lo que me viene diciendo, de muchos modos diferentes, desde que me retiró de los foros donde difundía los Mensajes: ser como el publicano y no como el fariseo.
Tengo que seguir meditando Santiago III. Y obrar en consecuencia.
Ayer iba a ir a confesarme, no lo hago desde hace cinco semanas, y mi confesor no estaba. Hace días que no lo encuentro. He escuchado que está enfermo. Y hoy en el rezo del rosario han pedido por él. Le he rogado a la Virgen por su salud. Me dio temor de que el Señor se lo quisiera llevar con El. Me puse a llorar y le dije que no me dejara sola. Fue un sentimiento egoista en verdad. Mi confesor conoce toda mi historia y mis pecados. Y si se enferma por mucho tiempo y el Señor se lo lleva con El, tendré que ir a confesarme con otro sacerdote, contarle de nuevo mi historia de pecado tras pecado porque si no los sacerdotes que no me conocen creen que sos una santita que voy a confesar pequeñeces. Pero hoy a la madrugada el Espíritu Santo me hizo saber que todo lo que pasa es para bendición y que debo confiar totalmente en la Divina Voluntad. Continuaré pidiendo por la salud del Padre Blas al cual quiero mucho porque el Señor lo eligió para que me confesara por primera vez y luego para absolverme de todos los pecados de más de 50 años de vida de vagar por desierto sin advertir que desde el primer instante de mi concepción estaba en la presencia amorosa y siempre fiel de Dios.
¡Alabanza y Gloria a Nuestro Dios!
Bendito sea Tu Nombre, ¡oh Tú que oyes mi plegaria! Bendito seas Tú mi Señor que sacó mi alma de la fosa, Tú me has mirado desde las alturas y has humillado mi alma (...) Bendita sea Tu Benevolencia que me llevó a Tu Corazón para salvarme y hacerme libre. Dios, Tú eres mi salvación, mis riquezas, mi vista y mi vida. Tú, que diariamente encantas mi alma y regocijas mi corazón con Tu Presencia, permíteme aprovechar Tu Presencia: paz, integridad, amor y un espíritu de perdón; que cada fibra de mi corazón proclame con amor Tu Gloria. Oye mi oración (...). Amén. (VVeD/TLIG; Tierra Santa, Galilea, 29.05.1995)
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